Los mensajes de odio se suceden en las redes sociales, habitualmente lanzados por perfiles falsos atrincherados bajo identidades fraudulentas. Desde ahí se vierten insultos, amenazas y odio ante una ausencia total de argumentos y confrontación de ideas. Esto, en el ámbito de la política, resulta amplificado a niveles muy preocupantes para la higiene y la salud democrática. Alcalá no es ajena a este fenómeno. Este mismo periódico es objetivo habitual de los perfiles falsos que, sin argumentos, llaman «miserables» o «sinvergüenzas» a la redacción. Habitualmente, este tipo de comentarios en redes sociales se producen para descalificar informaciones o reportajes con enfoques críticos. El mensajero es el blanco perfecto al que azotar para rehuir la autocrítica.

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