El delegado José Antonio Montero es un nefasto servidor público para Alcalá. En sus manos está la Delegación de Servicios Urbanos, una de las más importantes para el día a día de la ciudad. De él dependen las obras de las calles, el cuidado de las zonas públicas y el mantenimiento de las zonas verdes. En un momento crucial, cuando se encamina para ser municipio del futuro, amable y sostenible, sus rancias y obsoletas formas de gestionar caminan en el sentido contrario. Su talante soberbio le impide escuchar a la ciudadanía que reclama atención.

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