El periodismo se enfrenta en estos momentos a dos crisis globales, la sanitaria y la económica.
En el primer caso es evidente el papel que están jugando los medios de comunicación en estos momentos. Las cadenas de televisión, las emisoras de radio y las cabeceras de prensa tanto el papel como el digital están desplegando desde el inicio de la pandemia todos los recursos disponibles para llevar al ciudadano una información rigurosa, con datos y reportajes de servicio público, con historias que ponen de manifiesto lo mejor y lo peor de esta sociedad. También con entretenimiento, tan valorado en estos días de confinamiento.
El periodismo local y de proximidad también se ha involucrado con más ahínco si cabe para llevar a los vecinos una información cercana que no encontrará en medios de otra índole. Este es el papel que está asumiendo La Voz de Alcalá, que se ha volcado con todo su equipo para hacer el mejor periodismo posible en los peores momentos.
A la par que se ponen todos los recursos humanos y económicos para estar a la altura de la circunstancias, las inversiones publicitarias se desploman. Los ingresos caen y la sostenibilidad empresarial de los medios se tambalea. La Voz de Alcalá no es ajena a esta coyuntura global y también sufre las consecuencias. Sin embargo, los socios del periódico son, una vez más, los pulmones que le permiten seguir respirando. Cuando todas las empresas cierran y despiden para ahorrar costes, este periódico redobla esfuerzos.
Es momento de respaldar el trabajo de los profesionales de la información. Lo pedimos a los lectores, y a las administraciones. Es más necesario que nunca, que estas, desde la central a la local, pasando por la autonómica, lancen un salvavidas con un plan de ayuda específico. La prensa también la conforman empresas, que sin embargo, prestan un servicio público vital y garantizan el derecho fundamental de acceso a la información de los ciudadanos. La Voz de Alcalá lleva 28 años cumpliendo. Y lo va a seguir haciendo.
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