Alcalá de Guadaíra se juega su futuro el próximo 26 de mayo en las elecciones municipales. Más de 57.000 alcalareños están llamados a las urnas. Será la ciudadanía, como cada cuatro años, quién decida democráticamente el futuro de la ciudad. Alcalá lleva años estancada por la crisis, la dejación de gobiernos anteriores y la ruptura orgánica del PSOE durante el último mandato. Ante esto las elecciones deben servir de punto de inflexión para revertir la parálisis en la que se encuentra sumida la ciudad.

Durante estos últimos cuatro años, la responsabilidad ha sido fundamentalmente del gobierno y, en menor medida, de la oposición que no supo encauzar una alternativa a 40 años de PSOE aun cuando la aritmética lo permitía. Sin embargo, el futuro es responsabilidad de todos: de aquellos que ejercen la función pública y de la ciudadanía, que con su voto marca el rumbo y respalda o no las distintas candidaturas.

En 2015 se registró una participación del 55,83%, una cifra casi idéntica a la de 2011. Esto significa que poco más de las mitad de los vecinos votaron y decidieron qué debía pasar en Alcalá. De las urnas salió una corporación municipal de la que emanó un gobierno en minoría del PSOE. Es momento de que cada votante ejerza su derecho responsablemente, para que el resultado sea lo más representativo posible del sentir de la ciudad. Se viven momentos convulsos. Alcalá necesita tomar pulso de su realidad para dejar atrás las luchas de poder y los personalismos que han marcado la agenda política de los últimos años.

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