Me dijo un día un colega con mucha ironía –y puede que algo de mala baba– que el apocalipsis había que salir a la calle a buscarlo. De aquellas palabras se desprendía una cierta crítica al trabajo periodístico. Quizás por el sentido crítico de muchos artículos. El pildorazo venía a criticar el cúmulo de noticias negativas que se publicaban en contraposición con las positivas. También intuí cierta desaprobación a una posible proyección negativa de la ciudad. En absoluto estaba de acuerdo con él. El periodismo por definición es crítico y no debe ser complaciente. Si hay vertederos ilegales, un alto índice de criminalidad y cargos públicos con un rendimiento muy por debajo de lo exigible, la obligación del periodista es denunciarlo.
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