Durante la Transición muchos andaluces manifestaron un lógico sentimiento reivindicativo frente al gobierno nacional. Andalucía había sido una de las regiones postergadas por la Dictadura. Las inversiones públicas no solo fueron inferiores a la media nacional sino que a veces estuvieron vinculadas a proyectos poco deseables (cementerio nuclear de El Cabril, balsas de fosfoyesos de Huelva…). Por el contrario, Franco dotó a Cataluña y al País Vasco de numerosas ventajas competitivas en detrimento del resto de España. La mayoría de las inversiones del INI tuvieron como destino estas dos regiones. En Cataluña se instalaron muchas de las mejores empresas públicas (Seat, Enher, Entasa...). Así, pasó de tener el 15,8% del empleo nacional en 1955 al 18,8% veinte años más tarde. Lo mismo ocurrió con las infraestructuras. A partir de 1964 se intentó paliar el aumento de los desequilibrios regionales con los polos de desarrollo, pero los resultados fueron modestos. Era lógico que los andaluces se sintieran agraviados. 

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Profesor de Bachillerato. Miembro fundador de la Asociación Padre Flores y autor de numerosos trabajos de Historia local.