Los vecinos de la Urbanización Cruz de Marchenilla llevan más de diez años luchando por conseguir la retirada de las toneladas de amianto que dejó en la zona Tableros del Sur, una empresa cuyas instalaciones se encuentran sin uso y degradándose paulatinamente.

La última acción se ha llevado a cabo el pasado 9 de julio, cuando la asociación de vecinos registró una nueva instancia para pedir soluciones. En 2008 otro documento hacía la misma labor, sin respuesta.

El presidente de la asociación, Manuel Zurera, indica que se trata de una reivindicación en la que han participado tanto vecinos, mediante recogida de firmas, como asociaciones ecologistas, que dieron a conocer los hechos en 2010.

«La gente pasea por ahí con los perros, no hay ninguna clase de vallado que impida la entrada. Nosotros somos los que estamos más cerca pero, cuando hay viento, en la situación de degradación que sufre la antigua fábrica las partículas de amianto pueden llegar fácilmente a Santa Lucía», denuncia Zurera.

La instancia presentada años atrás exponía que los restos de las instalaciones de Tableros del Sur acogían «25.000 m2 de uralita» derruida y en malas condiciones, unas «340 toneladas» de material compuestas principalmente por amianto. Once años después queda tan solo un amasijo de deshechos entre los que es dificil identificar y, por consiguiente, evitar la uralita.

El amianto, también conocido como asbesto, es cancerígeno en todas sus formas. La Organización Mundial de la Salud (OMS), recoge que la exposición al mismo causa «cáncer de pulmón, laringe y ovario, así como de mesotelioma», además de otras enfermedades. Se estima que varios miles de muertes anuales son atribuibles a la exposición al amianto.

La Asociación de Vecinos de Cruz de Marchenilla cuenta ahora con el asesoramiento de un bufete de abogados, que ha gestionado la presentación de la última instancia. Mientras tanto, a las nefastas consecuencias para la salud que incorporan las toneladas de amianto que siguen degradándose en la zona se suma otro problema: la basura. «El lugar se está convirtiendo en un punto de arrojamiento de escombros», indica Manuel Zurera.

Los vecinos defienden la necesidad de la total eliminación, al menos, del amianto, una lucha que, tras más de diez años en marcha, se plantea aún árdua. «En ese tiempo no hemos tenido ninguna respuesta del Ayuntamiento», lamenta Zurera.

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