La Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad ha trasladado a las universidades andaluzas el documento ‘Guía de referencia para la elaboración del Plan de Prevención, Protección y Vigilancia COVID-19 para las Universidades de Andalucía’ para el curso 2020-21.

El documento, elaborado por la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica de la Consejería de Salud y Familias, en coordinación con Economía y las universidades, presta especial atención a la detección de los denominados “contactos estrechos” ante la confirmación de un contagio. Así, estipula que “sería más que recomendable que los estudiantes ocuparan siempre los mismos lugares en las aulas y laboratorios y esta localización estuviera registrada”, de tal forma que se pueda obtener información rápida sobre las personas que pudieran haber estado en contacto con un caso positivo.

Este informe incluye una serie de recomendaciones en las que ya están trabajando estas instituciones académicas para establecer sus respectivos protocolos con el fin de atender a las actividades presenciales. El pasado junio las instituciones docentes públicas y la Consejería de Economía consensuaron iniciar el próximo curso 2020-2021 con una enseñanza mixta, que combinara clases presenciales y online (sesiones síncronas) con actividades formativas virtuales.

La guía recomienda la elaboración de un listado que registre la ocupación de cada estudiante en el aula o laboratorio y establece la necesidad de que dicho listado sea diferente para cada turno en que haya cambio de alumnado, porque así se permitiría que cada persona esté en contacto con la misma mesa y asiento y, en segundo lugar y más importante, conocer los posibles “contactos estrechos”.

Las recomendaciones de Salud Pública recogidas en el documento se basan en el “principio de precaución”, mediante el que “atendiendo al deber de cautela y protección, cada miembro de la comunidad universitaria debe adoptar las medidas necesarias para evitar la generación de riesgos de propagación de la enfermedad, así como la propia exposición a dicho riesgo”. Se persigue que, dada la existencia de riesgo, éste sea controlado. “La reapertura exitosa de la docencia presencial en las universidades requerirá continua colaboración de toda la comunidad universitaria”, insiste el documento.

Advertencias sobre el uso de mascarillas

Entre las medidas aconsejadas se incluye la obligatoriedad del uso de mascarillas higiénicas en los desplazamientos y circulación dentro del centro, pudiendo no usarlas una vez que las personas estén sentadas en mesas, siempre y cuando se pueda mantener la distancia de seguridad (1,5 metros). Cuando estos elementos de protección se retiren, deberán guardarse en sobres, bolsas de tela o papel transpirable. “En ningún caso deben depositarse en las mesas, sillas, baldas y similares”, advierte el documento.

Las guías que elaboren las universidades han de contemplar la recomendación del uso de mascarillas por parte del profesorado durante su actividad docente cuando no utilice micrófonos o similares que obliguen a levantar la voz de cara al alumnado o cuando sea necesario acercarse al entorno del estudiantado en clases, laboratorios, talleres, etc.

La distribución de los puestos de trabajo (mesas y sillas) deberá permitir la distancia de  seguridad de 1,5 metros y, en el caso de aulas con desnivel, se debe garantizar una distancia mínima de tres metros desde la posición del profesorado y el alumnado. El aforo recomendable es del 50% de su ocupación máxima. Este porcentaje podrá ser mayor si pudiera prevalecer el cumplimiento del mantenimiento de 1,5 metros de distancia y el control de los flujos de las personas.

Las universidades tendrán que establecer procedimientos para evitar aglomeraciones, especialmente a la entrada y salida de los centros, escaleras o patios y priorizar, en la medida de lo posible, el uso de los espacios al aire libre. Se debe considerar, además, la posibilidad de mantener cerradas las fuentes de agua si esto implica contacto con ella.

En cuanto a la limpieza y desinfección, es recomendable que las universidades dispongan de planes específicos. Los centros deben ser limpiados y desinfectados, al menos, una vez al día, a excepción de los aseos, donde se han de intensificar estas actuaciones. Así, cada aseo dispondrá de un cartel de aforo. La ocupación máxima será de una persona para espacios de hasta cuatro metros cuadrados, salvo en los supuestos de personas que precisen asistencia. Para aseos de más de cuatro metros cuadrados que cuenten con más de una cabina o urinario, la ocupación máxima será del 50% del número de cabinas y urinarios que tenga la estancia, debiendo mantenerse durante su uso la distancia de seguridad. Los aseos se limpiarán y desinfectarán, al menos, tres veces al día.

Gestión de casos

La guía de recomendaciones incluye las pautas que deben seguirse en aquellos casos en los que un miembro de la comunidad universitaria presente síntomas sospechosos de ser compatibles con el COVID-19 y en los que pueda aparecer algún caso confirmado. Los centros contarán con el apoyo y disposición de los servicios de epidemiología de las Delegaciones Territoriales de Salud y Familias, así como de los epidemiólogos referentes de los distintos distritos sanitarios.

Se considera “caso sospechoso” a cualquier persona con un cuadro clínico de infección respiratoria aguda de aparición súbita de cualquier gravedad que cursa, entre otros, con fiebre, tos o sensación de falta de aire. Por su parte, caso confirmado es aquel que tiene un diagnóstico con prueba y es identificado como tal por el Servicio de Epidemiología. “Caso estrecho” corresponde a cualquier persona que haya proporcionado cuidados a un caso confirmado o que haya estado en el mismo lugar a una distancia menor de dos metros y durante más de 15 minutos.

En el momento en el que se detecte un caso confirmado se tendrán que iniciar las actuaciones de identificación de casos estrechos. El periodo a considerar será de dos días antes del inicio de síntomas del caso confirmado hasta el momento en el que la persona es aislada. Las universidades han de contar con espacios habilitados donde poder mantener aislados a personas con síntomas compatibles con la enfermedad. Si a un usuario se le detectara síntomas compatibles o los sintiera por sí mismo, debería trasladarse de manera voluntaria a la citada estancia. Será una sala que debe contar con ventilación adecuada y una papelera de pedal con bolsa en su interior.

En aquellos casos en los que el centro tenga conocimiento de la existencia de un caso confirmado entre el alumnado o el personal deberá contactar con la Delegación Territorial de Salud. La persona afectada tendrá que permanecer en su domicilio en espera de las directrices por parte del servicio de Epidemiología y se procederá a la limpieza y desinfección de los espacios donde haya podido permanecer.

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