En vísperas de la Feria de 2006 y aún sin concluirse las obras, el equipo de gobierno, entonces liderado por Antonio Gutiérrez Limones, inauguraba la remozada avenida Santa Lucía. La calle, que se había sometido a una profunda reforma durante meses, presentaba un aspecto más atractivo para vecinos y comerciantes, gracias, por ejemplo, a su arboleda o al ensanche del acerado, que reducía la velocidad en la circulación de los vehículos y hacía más apetecible los paseos por la zona.

Esos eran los puntos positivos de aquella remodelación. Sin embargo, en el debe de las obras, como señalaba La Voz de Alcalá, se encontraban diversos problemas que, todavía hoy, pasados doce años, siguen sin solucionarse. Entre ellos estaban la escasa visibilidad en los cruces con otras calles –debido a la vegetación– o la reducción de plazas de aparcamiento; un problema este último que, según recogía el periódico, se repetía por las nuevas obras en la calle Agustín Alcalá o en la Plaza del Paraíso.

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