Hace más de 24 años el Castillo de Alcalá era reformado tras el mal estado de las zonas más deterioradas y el riesgo de derrumbe. La inseguridad y el peligro en las visitas turísticas también fue un aliciente para reformar dos torres octogonales. La torre más cercana a la puerta de entrada se comenzaba a reconstruirse eliminando malas hierbas de su perímetro y dotándola de un almenado para la seguridad de las visitas. En la otra torre, se construyó una escalera y techumbre para garantizar la impermeabilización de la cubierta.

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