Se dijo el 15 de mayo de 2008…

Pocas noticias pueden ser más duras para un periodista que informar sobre la muerte de un compañero. Y más aún, si ese colega es ejemplar. Hace diez años, La Voz de Alcalá hacía de tripas corazón para escribir sobre el fallecimiento del fotógrafo Miguel Ángel Oliveros, colaborador de esta cabecera desde 2002 hasta su inesperado adiós el 7 de mayo de 2008.

Como buen profesional, a Miguel Ángel Oliveros la muerte le sorprendió trabajando. Un infarto mientras fotografiaba la salida de la Hermandad del Rocío hacia Almonte segó su vida. Las instantáneas del paso del Simpecado por el puente de Carlos III quedaron impresas en su última hoja de servicios. Aquella fue su última imagen de portada para La Voz de Alcalá.

Reconocido por compañeros y amigos, Oliveros radiografió con su cámara el día a día de Alcalá: las tradiciones, las fiestas, los deportes o las manifestaciones culturales; pero también los problemas de la gente y el latido de los barrios. De todo ello, nuestra hemeroteca conserva cientos de fotografías, que representan el reflejo del inexorable paso del tiempo, inmortalizado por unas manos expertas y sensibles, capaces de captar el significado de lo que ocurre en la calle.

Además, Oliveros participó en numerosas actividades relacionadas con la fotografía. Por ejemplo, compartió sus conocimientos en las clases que impartía en la Universidad Popular; lo que le aportó muchos amigos, dada su generosidad. Como señaló Enrique Sánchez, «MAO –acrónimo con el que era conocido cariñosamente en La Voz de Alcalá– sentía y enseñaba por medio de su forma de ser».
Sirva este recordatorio para rendirle homenaje y, de paso, para hacer una llamada de atención para un merecido reconocimiento público que está por llegar.

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