Lección octava de la Geografía de Hispania de Estrabón, Ibérica III, 3, 3-6. Su objeto, una tierra que nos es familiar por la figura de un pastor, Viriato, símbolo de la resistencia a los romanos. Dice así: 

«3. La Lusitania, las tierras del Tago que miran a la Osa, es el mayor de los pueblos ibéricos y por mucho tiempo combatido por los romanos. El Tago comprende de esta tierra el lado del Noto (Sur), el del Véspero (Oeste) y el del Ártico (Norte), el océano, el de la Aurora (Este), los carpetanos, los vetones, vacceos y calaicos, los pueblos principales, pues a los demás no vale la pena nombrarlos por su pequeñez y carencia de fama, aunque algunos, de modo contrario a los de hoy, llaman también a éstos lusitanos. Los calaicos son vecinos, por la parte de la Aurora, del pueblo de los astures y de los celtíberos, los demás, de los celtíberos. La longitud de la Lusitania hasta Nerio es de tres mil estadios, la anchura, la que hace el lado que mira a la Aurora hasta la costa que hay enfrente, mucho menor. La parte que mira a la Aurora es alta y escarpada, mas la tierra que subyace a sus pies, toda una llanura incluso hasta el mar, con excepción de unos pocos montes no grandes, por lo cual Posidonio dice que Aristóteles acusa incorrectamente a la costa y a la Maurusia (Morería) de las pleamares y de las bajamares, pues dice que el mar tiene flujos y reflujos por ser altos y escarpados los promontorios, los cuales acogen las olas con violencia y las devuelven con la misma violencia. Pero hablando con verdad, es lo contrario, son playas y costas bajas».

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Colaborar de La Voz de Alcalá desde los inicios del periódico. Catedrático de Instituto de Lengua Griega e Historiador de la Antigüedad.

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