Manolo Carretero aprendió el oficio de carpintero con uno de los maestros alcalareños más prestigiosos en el tránsito del S. XIX al XX, conocido por el apodo de El Chuchi, con taller en la calle de La Plata. Siendo oficial, contrajo matrimonio y decidió establecerse por cuenta propia. Lo hizo en la calle Padre Flores 45, propiedad de la familia de su primera esposa, donde el espacio se repartía entre hogar familiar, casa de vecinos y taller de carpintería. Es el mismo domicilio en el que actualmente vive su hijo Manolo, el que su padre no quiso que siguiera el oficio, por no verle futuro halagüeño a la carpintería tradicional. Jesús, el nieto del carpintero, tiene su taller de pintura y cerámica en el alto. Una vieja garlopa identifica este hogar con su pasado.

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Francisco López Pérez, maestro de Educación Primaria, licenciado en Geografía e Historia, colaborador habitual en la presa local alcalareña.