Instalación de un Desavío en la calle Molino de la Tapada. Dani Baco

Hace bastantes años que vi rotulada como «El Desavío» una pequeña tienda de barrio en plena capital. Resultaba ingeniosa la ocurrencia y la relacioné con la presión ejercida por las grandes superficies sobre las tiendas de «ultramarinos» de toda la vida. Tuve la impresión de que las pequeñas tiendecillas estaban encontrando su lugar en el nuevo contexto del comercio. Sin embargo, la evolución semántica de este término ha ido mucho más allá.
Las tiendas pequeñas, siempre a la mano del consumidor, han sobrevivido por sí mismas. Pero el desavío, en muchos casos, ha conectado con los jóvenes que pasan la velada en la calle, bebiendo y comiendo bocadillos, aperitivos y chucherías empaquetadas, acaparando la oferta de los quioscos y algo más.

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Francisco López Pérez, maestro de Educación Primaria, licenciado en Geografía e Historia, colaborador habitual en la presa local alcalareña.