El Museo ofrece durante el periodo estival la muestra Verano en Blanco, una exposición basada en las colecciones artísticas municipales. En esta edición el color blanco se convierte en el denominador común de la muestra, que estará abierta hasta el 22 de septiembre. En ella se podrá disfrutar de una selección de pinturas, carteles de fiestas, piezas arqueológicas, cerámica, dibujos y grabados, hasta un total de cincuenta obras. En óptica el blanco es la suma de todos los colores. Es también el punto de partida de la creación artística, el momento del «terror» para el artista, hasta el punto de que se ha dado nombre al «síndrome del lienzo en blanco», aplicable igualmente a la hoja de papel, a la piedra o la madera sin tallar, o al trozo de barro antes de empezar a modelar.

En muchas ocasiones su presencia en la composición artística está relacionada con su valor simbólico. El blanco es el color de la paz, pero también de la limpieza, de la inocencia, la pureza o la neutralidad, aunque estos valores son variables en función de las distintas culturas o civilizaciones, por ejemplo, si en occidente el negro es el color del luto, en algunas culturas orientales es el blanco.

Entre las obras artísticas seleccionadas se encuentra una muestra de autores como Manuel Luna, Recacha, Luis Romera, Javier Hermida, Julián Baena, Regla Alonso, Paco Cuadrado, Ramón Monsalve, Chacón, Jesús Alcarazo, Francisco Barranco, Carlos San Millán, Pepe Corzo, Manuel Pérez Tapias, Claudio Díaz, Antonio Barahona, Fermína García Villaescusa, Francico Navas Linares, Claudio Sánchez, Inmaculada Álvarez, Juan José Gómez de la Torre, Alberto Rubio, Luis Caro, Cecilio Chávez, Eduardo Millán, Cristina Díaz, Antonio Moreno, Rodríguez Ledesma, Gloria Martín, Luis Manuel Fernández, Evaristo Hurtado, Alberto Rafael de Burgos, María Dolores Fernández Trigo y Francisco Javier Martínez, además de anónimos de los siglos I, II, III y XVIII.

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