Lignum Crucis / Juan Hurtado
Lignum Crucis / Juan Hurtado

Crónica de Juan Escamilla.

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Un acto que se recuperaba después de muchísimos años sin realizarse, ya que la anterior reliquia del Lignum Crucis presente en la antigua Villa, debió quedar destruida en los desastres intencionados del año 1936, que acabaron con los templos alcalareños y con todo el riquísimo patrimonio religioso que contenían. Recuperación que ha sido posible gracias a la llegada de una Astilla del Sagrado Madero a la Antigua y Franciscana Sección de Alcalá de Guadaíra de la Venerable Archicofradía Sacramental de Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento el pasado Miércoles Santo, con su correspondiente “Auténtica” (documento que acredita su autenticidad y origen, y otros datos, como su extracción de la Santa Vera Cruz en 1742 por Monseñor Basilio Matranga, Arzobispo, en aquella fecha, de la Diócesis de Achrida, en la actual Bulgaria).

Y el día elegido fue el primer domingo de mayo por la cercanía al día 3 de dicho mes, un día en que durante muchos siglos la Iglesia celebró la Fiesta de la Invención (hallazgo) de la Santa Cruz por Santa Elena, madre del Emperador Constantino, durante una peregrinación que esta santa mujer realizó a Jerusalén en los años 327-328, para celebrar la Cristianización del Imperio. Esta festividad, aunque actualmente no figura como tal en el calendario litúrgico actual, sigue estando muy presente en el imaginario colectivo de muchos lugares, con un trasfondo popular muy importante, que dio lugar a las tradicionales Cruces de Mayo. De hecho, son numerosos los países de raíces cristianas en los que en los primeros días de este mes hay numerosas celebraciones y ritos en honor de la Santa Cruz. De igual modo, prácticamente todas las Hermandades y Cofradías que la tienen como Sagrada Titular organizan cultos durante estos días, con gran solemnidad.

Así, la Eucaristía de 9:30 de la mañana de ese domingo día 2 de mayo, estuvo presidida por la Sagrada reliquia del Lignum Crucis, colocada en lugar preferente ante el altar, ornada con flores e iluminada con dos cirios encendidos. El oficiante fue el Rvdo. P. D. Juan Manuel Melgar, SDB, Director de la Casa Salesiana de la ciudad y Capellán del Monasterio de Santa Clara, que celebró la Misa con la solemnidad adecuada, para, al término de la misma, revestido con el paño de hombros de color rojo, tomar el Ostensorio en sus manos y dar la bendición a los fieles, que la recibieron de rodillas, cumpliendo así con el culto de latría (referido a Dios) en grado relativo que tiene concedido el Sagrado Leño, bendición que se hizo extensiva a toda Alcalá y muy especialmente a todas las madres de la ciudad, en ese día, que es también el Día de la Madre.

Finalizó la liturgia con el canto del “Regina Coeli” a la Santísima Virgen Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano, como todos los domingos de Pascua, entonado por la Comunidad de Hermanas Clarisas desde el coro y seguido por los fieles que, con el aforo debido, llenaban el templo.

Y antes de que el sacerdote despidiera a la asamblea, la Archicofradía tuvo un detalle para con los componentes del Cuarteto Vocal “Réquiem Aetérnam”, que se hicieron presentes, participando en la celebración con varios cantos y sobre todo, para cantar el “Himno al Santísimo Cristo de la Vera Cruz”, primera vez que se hacía a la Sagrada Imagen, solemnizando aún más el histórico acto, que, como dijo el Presidente de la Sección Adoradora en las palabras de agradecimiento y entrega de las fotografías dedicadas: “La historia se estudia en pasado, pero se vive en presente…”.

Seguidamente se pasó al gran patio contiguo a la iglesia, donde hubo una breve convivencia, en la que, los hermanos adoradores, el Cuarteto, y los acólitos que habían servido el altar en la ceremonia, guardando todos las distancias de seguridad y las medidas higiénicas habituales, pudieron degustar los exquisitos y refinados dulces que elaboran las Madres Clarisas, que tienen fama en toda la comarca.

Un día para recordar por todos los que tuvieron la suerte de vivirlo en presente, y que quedará en los anales de la Archicofradía, pero también en los de la Historia Eclesiástica de Alcalá de Guadaíra, ya que se recuperaba la tradición de que la ciudad fuera bendecida con el Santo Lignum Crucis, fiesta importante que antaño, incluso, contaba con procesión por algunas calles de la localidad.

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