Alcalá se queda sin Semana Santa. Es el gran titular, la frase más repetida. No solo Alcalá; Sevilla y España entera corren la misma suerte. Ninguna procesión saldrá a la calle este abril, no habrá olor a incienso ni bandas de música, tampoco Jesús Nazareno pintará este año el amanecer del Viernes Santo. No será por la lluvia. De repente se echa de menos cuando lo peor que podía pasar era que un chubasco traicionero obligase a dejar los pasos a cubierto. Esta vez no habrá siquiera cultos abarrotados de fieles ni será posible acercarse a la iglesia a comulgar; de hecho, no será posible acercarse a ninguna parte: es la única forma de luchar contra ese virus que ha dejado ya miles de muertos repartidos por todo el país.

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