Hay oposiciones y oposiciones. Las de secundaria hicieron sudar a muchos estudiantes alcalareños la semana pasada. La nuestra, nuestra oposición local digo, no hace sudar tanto al gobierno municipal, y celebró el fin de curso con una micro-concentración para pedir que empiece a funcionar el metro, o el tranvía, o lo que quiera que sea ese timo sobre raíles.

Después de tres años, con seis grupos seis representados en el Pleno y un pastizal mensual en salarios, dietas, asesores y lo que se tercie, el PSOE de los nueve concejales está hoy más tranquilo que nunca. Los opositores, que inauguraron el mandato con el vodevil antológico del gobierno alternativo frustrado, han pasado treinta y seis meses cazando moscas y reeditando periódicamente amagos inconcebibles de moción de censura. Sin que ello les haya quitado las fuerzas para marcarse detalles con los vecinos como, por ejemplo, el endose a las arcas públicas de los activos y deudas del chiringuito municipal Innovar en Alcalá.

Las elecciones del año que viene decidirán quién gobierna. Pero no olvidemos que los comicios serán también unas oposiciones a oposición. Por lo que estudian unos y otros, me temo que aquí no aprueba ni uno.

Juan Soldado nace y muere en un punto indeterminado de la frontera mexicano-estadounidense, y poco después se instala en Alcalá con su familia. Sus intereses giran en torno a Alcalá, América Latina...

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